viernes, 25 de marzo de 2011

LITERATURA COLOMBIANA PRECOLOMBINA

Primitivos relatos contados otra vez
Hugo Niño nación en Bogotá en 1947. Su vida puede reflejarse en la búsqueda de nuestras raíces ancestrales. Con Primitivos relatos contados otra vez obtuvo el premio “Casa de las Américas” 1976. En este libro precisa auténticamente los mitos y las leyendas de las tribus indígenas colombianas. En las páginas del libro en referencia, hallamos la técnica del antropólogo unida a las virtudes del creador. Investigación científica, tradición oral y creación imaginativa, son los pilares fundamentales que utiliza de la literatura nacional.


Estructura de los relatos
Veamos el fondo que liga los ocho relatos de la obra.

1. Los Ticunas pueblan la tierra: origen del pueblo de los Ticunas
2. Yaku-Runa sale del agua: enseña las leyes de la conducta de los hombres.
3. Chuya-Chaki: leyenda sobre los misterios de la selva con ánimo de procurar
enseñanza para vencer los peligros.
4. Peta Nanayae: el sacrificio de la purificación
5. Juttiñamúi modela el universo: historia mítica de la formación de los Huitotos
6. Unámarai, padre de Yajé: leyenda del primer sabio héroe, organizador de la
nación Huitoto
7. En el principio fueron los Yoria a la sombra de la ortiga: relato Huitoto sobre
sus costumbres, leyes de gobierno y matrimonio.
8. Yagua: la historia completa de los hijos del agua. Del presente encuadre.
Sacamos en evidencia:

El autor se ciñe a una intención estructural. Sus niveles se dan en el mito y la leyenda siempre para proyectar el origen de las comunidades indígenas que retoma, para precisar sus costumbres, leyes, personajes fundamentales, en un espacio donde la historia se funde con la imaginación. En el segundo nivel predomina el punteo de notas introductorias que da explicación suma al cuento. Hugo Niño inteligentemente recrea la dinámica de la tradición oral: preludio o explicación y cuento del relator. En este aspecto se observa una sentido ritual de la palabra que se cuenta y es contada. Esto sólo es posible dentro del contexto indígena.

La fábula mítica está dada en un lenguaje sencillo, ritual y restaurador. A veces el tono es bíblico: “Cuando Jitoma iluminó el mundo” (pág. 111). “Antes no había más que tinieblas” (pág. 99). “Craida Jitoma se llamó el primer hombre viviente”. El lenguaje no traiciona las referencias particulares de las destrezas intelectivas indígenas y define con autenticidad el pensar y el cantar del aborigen. El mundo del mito es el mundo donde puede explicarse ese hombre ticuna o huitoto y no otro. Hugo Niño respeta la fidelidad del mito y apenas llena los espacios vacíos de la leyenda.

Los cantos dejan sentir un nivel lúdico. “Niña si nadie te llama / dormida quedarás;
/ para acompañarte debes despertar/ nuestro canto te invoca”. Fiesta y música, danza de la palabra y rigor estético, se vierten en la palabra creadora de Hugo Niño que en el fondo revela la palabra del otro: del contador original. El autor es un doble mediador: mediador del espíritu indígena y mediador de una lengua oral.

Hugo Niño reordena el universo viviente que la tradición oral entrega en forma imprecisa. Es decir, arma el rompecabezas de ese espacio real para los aborígenes e imaginativo para el lector que no está inmerso en él. De todos modos, lo definitivo es el reencuentro con la voz viva del indio mediante la comunión de estos meta-textos.

Cada reato tiene coherencia con sus propias leyes. El mito sólo puede definirse por sus leyes mágicas, rituales y culturales. De aquí surge una verdad indiscutible: Hugo Niño a la vez que ha creado una obra con validez estética, ha modelado un corpus relativamente científico sobre a conciencia del indio.

Es necesario aclarar que,Primitivos relatos contados otra vez esboza un lejano parentesco con los libros sagrados de los mayas. Aunque son dos libros distintos en sí, forman parte de un libro verdadero: el hombre indígena. Los desafíos para llegar hasta el mismo corazón de las comunidades aborígenes son de diversa índole. No obstante, en medio de la destrucción de ese precioso legado, ya por los españoles o por los mismos colonos, nos queda como referencia de viaje esta suma de libros que nos permiten comulgar con ese espacio tan misterioso y desconocido, constituido por los pueblos precolombinos. Es un libro básico para situarnos ante nuestro mestizaje.

Citado de:Literatura viva aborigen colombiana.Fernando Ayala Poveda.En: Manual de Literatura Colombiana. Bogotá: Educar Editores, 1986, pp. 7-15